Los cazadores asumieron en la temporada pasada un coste cercano a los nueve millones de euros sólo en esta modalidad.
Esta semana comienza la temporada de ganchos y batidas en la Comunidad Valenciana, una etapa clave para controlar la sobrepoblación de jabalíes. Miles de cazadores valencianos saldrán a los montes para cumplir con una labor impuesta que se ha convertido en una necesidad innegable para proteger la agricultura, la seguridad vial y la sanidad animal.
La obligación de cazar está implantada en el 80 % del territorio valenciano, abarcando más de 400 términos municipales. Asimismo, los cazadores asumen un coste cercano a los nueve millones de euros durante la temporada. La aplicación de la Orden 22/2021 supone un esfuerzo obligatorio de 8.893.093,79 €, cubierto íntegramente por los propios clubes y sociedades de cazadores. Un importante montante económico destinado a mantenimiento de perros, material de señalización, munición, licencias, seguros, análisis de carne de jabalí que sería inasumible por parte de la administración, más si cabe, se tuvieran en cuenta las horas dedicadas tanto a la propia actividad como a la preparación de la misma.
«La caza no solo regula una sobreabundancia que pone en riesgo a agricultores y ciudadanos, sino que también ejerce un papel fundamental en el equilibrio del ecosistema sin generar gastos para el resto de la sociedad, estamos hablando de un problema de seguridad ciudadana que asume el sector», subraya la presidenta de la Federación de Caza de la Comunidad Valenciana, Lorena Martínez.
La Federación advierte que, de abandonarse esta actividad, los daños al campo se dispararían, superando los 50 millones de euros actuales, los accidentes de tráfico aumentarían, superando los 1000 generados por el jabalí actualmente en la Comunitat y la fauna sufriría epidemias incontrolables, como sucede en países como Italia y Francia con la Peste Porcina Africana (PPA). Sin embargo, los cazadores siguen sufriendo ataques y boicots durante la realización de esta actividad impuesta, cuando la realidad es que se está haciendo una gran labor social a los municipios afectados.
Por ello, la Federación de Caza reclama que se reconozca y apoye la labor de los clubes locales que llevan años invirtiendo recursos en la reducción de las poblaciones de jabalíes y en la conservación del medio rural.