El pasado fin de semana Paco Gimeno Herrero, uno de los guardas rurales de la desembocadura del río Mijares, observó varios agujeros escarbados a mano en distintas zonas del paraje protegido. “Un compañero me comentó de la existencia de unos agujeros y los inspeccioné, al verlos deduje que alguien había estado buscando cosas por esta zona con un detector de metales, una actividad prohibida”, explica Gimeno.
La vertiente abarca un total de 7 kilómetros por cada lado del río y el trabajo de los guardas rurales es fundamental para que todo esté en orden, “seguí caminando y me encontré un hoyo tapado, con cuidado quite un poco la tierra y encontré la granada, al instante llamé a la Guardia Civil”, cuenta Paco Gimeno. Hasta el lugar donde se encontró el artefacto se desplegó la unidad de los TEDAX para proceder a la explosión controlada de la granada.
La zona de la desembocadura del Mijares acogió algún conflicto armado de la Guerra Civil, es por ello que pueden encontrar objetos de aquel momento, como munición. “Nunca había encontrado un explosivo, sí que se pueden ver balas, pero algo así y con posibilidad de explotar es muy peligroso, sobre todo en una zona de movimiento de personas como esta”, apunta Gimeno. Una acción que refleja el valor de la figura que tienen los guardas rurales, que ejercen como agentes auxiliares unidos a la autoridad.
Paco Jimeno se formó en 2019 como Guarda Rural de Caza y de Pesca en la Escuela de Caza que dirige la Federación de Caza de la Comunidad Valenciana, “aunque el título es reciente, la pasión por el campo y su conservación la llevo conmigo de manera vocacional desde siempre”, recuerda. Paco trabaja como guarda durante la temporada de caza en cotos de la provincia de Castellón, y de abril a septiembre ejerce de refuerzo en la zona de la desembocadura del Río Mijares.