La siembra cinegética es una de las actuaciones de mayor valor para conservar el entorno. Su principal función es proveer de alimento durante gran parte del año a los animales herbívoros residentes o de paso por el coto, ya sea en grano o germinado. Además, proporciona cobijo a distintas especies y ayuda a desarrollar vegetación propicia a la aparición de insectos que también sirven de alimento.
Las ubicaciones de las siembras suelen ser cercanas a puntos de agua y en zonas desfavorecidas de alimento. Las superficies de cultivo superan normalmente la media hectárea de extensión para que sea viable su inversión y mantenimiento y las semillas sembradas abastecen a caza mayor y caza menor, en todos los casos que se requiere.
Los campos sembrados son un aliado para ayudar a atajar incendios y contribuyen a la preservación paisajística de la franja mediterránea.